Si sos vos la que transforma el caudal del desierto
vacío.
Las tres de la tarde
calor de verano de noviembre
pegajoso y húmedo.
Ventanas, cuadros en diferentes direcciones
retratada en algún lugar
si es el centro que despliega sus alas
el dinero se multiplica expansivamente
como una detonación.
Lo reparten, lo tiran desde arriba
y todos tambalearon, alguna vez.
No mentís casi nunca.
Si salgo es para ver cómo los colectivos pasan metálicos
y el equipo de ensayo
para volver a saltar.
Techos bordes
angulosas antenas
una revelación de polvo y silencio.
Agujeros raciones de cigarrillo
y no mucho más
que el otro que habla por la radio
de un gran festival
adonde hay que ir.
Pero me acuerdo que no te encontraba en esos eventos.
Las multitudes entregadas al sonido
de altavoces y artillería de luces.
Era preferible, tal vez
mirar el tren largo a setecientos metros
y ese puente.
martes, 26 de junio de 2007
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