Me queda solamente uno para terminar con el paquete.
De lo otro hay abundancia, digo que todo cae como un castillo.
Pero tengo ventaja ahora, quienes me persiguen llevan
las temibles gorras azules. Acaba la tarde, en el centro barrial.
Algunos manchan con pintura cada año, fastuosos, en esa máquina no podrás alcanzarlos.
Quiero estar danzando en el medio de la feria, los objetos alrededor inalterables, angostos, como los
ojos de los vendedores.
Tomando posesión en el tren, ya acorralado, me voy yendo, como las estaciones fugaces.
Y es otra página mas.
(Lo que fue escrito, lo que no escribí, los centros
económicos cambian las faz de las monedas, que
alegremente caen en los orificios de los colectivos.
Me las voy a comprar todas, ahora que trabajo. Las
virgencitas desfilaban por un puente.
Pero como espero hoy. Que esta vez llames.)
Estas palabras, no reflejan el estado de la escena.
La luz baja del techo, la música.
miércoles, 27 de junio de 2007
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