160 adeptos están ahora alrededor de la catedral, grises,
con las miradas cerca de los adorados (resulto mejor, en un viaje anterior)
haber marcado uno a uno los días.
Los compañeros se lanzan a concursos de poesía, el jurado se compone por breteles a medio taxi
luminosidad de noche.
Y ellos confiados ahí donde van.
Resbalan la materia y el sentido.
Yo te digo, ahora hay que cuidarse cuando los vientos cambian.
Para mí otra vez esas flores.
miércoles, 27 de junio de 2007
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