Se renueva la sangre , cambia el destino de las páginas. Obligado a seguir.
Ella no lo mira demasiado a el que está tratando de tocar próximo sus hombros, sus manos.
Mientras le habla le cambia la voz. Y ella sigue fría y distante de lo que pasa en ese momento.
Tantas veces la victoria te resultó conocida y justa. Cuando te iba bien en algo te parecía normal. Que es lo que pasa ahora con vos, solo, esperando tan tarde ese colectivo que tardaría mucho en llegar.
Los cuentos amueblados en las librerías, intactos, sin rastro de polvo en su interior.
Tantas horas de desvelo, modificando cosas, pensando el final para que queden ahí sin ojos que los miren.
Con media teta al aire los pezones me hablaba de sus obras de teatro, loca. Y yo le pasaba el porro con deferencia. Es alta, la cara grande y toscos sus ojos.
Si no hay nada más, arreglando el pelo después de un rato se irá a otra fiesta de teatro de disfraces, histeria.
Como un himno pasaban where is my mind. pixies con el Conde de Lautremont.
Había que aprender a escucharlos. Tales himnos a la emoción ¿dónde está mi cabeza?
Pero la música respetuosamente baja, a veces se apaga.
Círculos de humo, el cuerpo siempre está incómodo buscando placeres. Ególatra.
Aparentemente dueño de sí mismo. En realidad flanqueado por otros cuerpos que le cortan el paso.
martes, 26 de junio de 2007
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